El Psicoanalista, Jonh Katzenbach
Editorial: ZETA
Año: 2010
No. Paginas: 523
Idioma: Español
Así comienza el anónimo que recibe Frederick Starks, psicoanalista con una larga experiencia y una vida tranquila. Starks tendrá que emplear toda su astucia y rapidez para en 15 días, averiguar quién es el autor de esa amenazadora misiva que promete hacerle la existencia imposible. De no conseguir su objetivo deberá elegir entre suicidarse o ser testigo de cómo, uno tras otro, sus familiares y conocidos mueren por obra de un asesino , un psicópata decidido a llevar hasta el fin su sed de venganza.
Dando un inesperado giro a la relación entre médico y paciente, Jonh Katzenbach nos ofrece una novela en la tradición del mejor suspense psicológico.
En realidad este libro es muy bueno, claro debo decirles que hubo una parte que me estaba agobiando porque no estaba muy interesante (es solo que a veces soy muy desesperada y quiero saber, ya, cual es el final del libro).
John me sumergió en la historia desde el primer momento.
La llegada de la carta y lo que sucedía después hacia que te obligaras a ti misma/o a encontrar junto con el protagonista la persona que quiere vengarse de él y la razón por la cual quiere hacerlo.
Al ir desarrollando la historia te das cuenta que cada vez queda menos tiempo y falta mas información!!! y realmente te vuelves loco!! Créanme, me volví loca!!! y cuando llegas al finas te sientes tan satisfecha y asombrada de saber quien era y todo lo que paso.
Realmente es una novela asombrosa, llena de suspenso, que te dejara intrigado y sufriendo. Leanlo se los recomiendo ツ
Feliz 53.° cumpleaños, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte
Pertenezco a algún momento de su pasado.Usted arruinó mi vida. Quizá no sepa cómo, por qué o cuándo, pero lo hizo. Llenó todos mis instantes de desastre y tristeza. Arruinó mi vida. Y ahora estoy decidido a arruinar la suya.
Al principio pensé que debería matarlo para ajustarle las cuentas, sencillamente. Pero me di cuenta de que eso era demasiado sencillo. Es un objetivo patéticamente fácil, doctor. De día, no cierra las puertas con llave. Da siempre el mismo paseo por la misma ruta de lunes a viernes. Los fines de semana sigue siendo de lo más predecible, hasta la salida del domingo por la mañana para comprar el Times y tomar un
bollo y un café con dos terrones de azúcar y sin leche en el moderno bar situado dos calles más abajo de su
casa.
Demasiado fácil. Acecharlo y matarlo no habría supuesto ningún desafío. Y, dada la facilidad de ese asesinato, no estaba seguro de que me proporcionara la satisfacción necesaria. He decidido que prefiero que se suicide.
Suicídese, doctor.
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